2 de mayo, Día Internacional contra el Acoso Escolar
Sin duda, el confinamiento provocado por la emergencia sanitaria también es una oportunidad para reflexionar sobre ciertos temas que nuestro acelerado ritmo de vida nos impide ver de manera clara. Uno de ellos es el acoso escolar o bullying que hasta hace poco era considerado gracioso e inofensivo. Basta con observar nuevamente películas y series, tanto mexicanas como estadounidenses de antaño, para darse cuenta que era motivo de risa el hecho de que en los colegios siempre existiera un alumno que abusaba de sus compañeros; tampoco faltaba el profesor que, ante la mirada de toda la clase, jaloneaba, ridiculizaba y golpeaba a los estudiantes más “latosos”, “inquietos” y “poco aplicados”.
En pocas palabras, la violencia al interior de las escuelas era vista como algo “normal”, algo que se tenía que sufrir inevitablemente. No había conciencia sobre los daños que causaba a la integridad física y psicológica no sólo de quienes la padecen, sino también de quienes la ejercen, porque el acoso escolar o bullying “suele ser consecuencia de situaciones externas a la escuela que les afectan; por ejemplo, violencia física, psicológica, emocional o sexual, omisión de cuidados, explotación laboral, falta o exceso de límites de conducta, o divorcio/separación de sus progenitores(as)”.
Afortunadamente y gracias al trabajo de diversas instituciones públicas y privadas, desde hace algunos años se empezó a entender que el acoso escolar no es un juego. Ejemplo de ello, es que a iniciativa de una asociación civil y de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el 2 de mayo se conmemora en diversos países el Día Internacional contra el Acoso Escolar que busca mover a la reflexión sobre este problema que afecta a millones de niñas, niños y adolescentes.
Actualmente se considera acoso escolar o bullying: “todo acto u omisión que agreda física, psicoemocional, patrimonial o sexualmente a una niña, niño o adolescente, realizado bajo el cuidado de las instituciones escolares públicas y privadas” , en sus diversas manifestaciones: insultar, humillar, esparcir rumores o decir palabras hirientes; golpear, amenazar, manipular, chantajear o intimidar; ignorar y excluir; asediar, presionar o incitar la práctica de actos sexuales; quitar, ocultar o dañar pertenencias y la más actual de todas las formas de violencia: publicar comentarios, fotos en redes sociales, mensajes de celular o correo electrónico, que contengan frases ofensivas.
Ante ello, ¿qué se puede hacer? Es importante que las escuelas cuenten con protocolos especiales para prevenir y atender los casos de acoso escolar que puedan presentarse y, sobre todo, comprender que es una situación que debe ser atendida conjuntamente por madres, padres, tutores, cuidadores (as), autoridades educativas, personal docente, personas adultas en general y el Estado mismo. En la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) existe el Programa de Asuntos de la Niñez y la Familia que, entre otras actividades, brinda atención e información sobre este tema.
Fuente: https://blog.cndh.org.mx/node/86